No hay día que acabe, ni noche que empiece, que creo que lo que vivo no es real, me acostumbré a acompañarme solo, a guiarme en el rumbo improvisado que marcábamos Ana y yo desde hace más de 23 años. Ahora los días y las noches han cambiado de dirección, una personilla se ha infiltrado, deseada invitada de lujo durante largo tiempo, tanto deseo abandonado en el banco de la estación de aquel tren que no quisimos perder, me hizo pensar en lo que tal vez no podría ser, y mi mente se defendió, con uñas y dientes, apaciguando sueños y consolando esperanzas, tanto se preparó, que ahora cada vez que veo a June, es como si empezaran los días, como si no acabaran las noches, miro unos ojos que me miran y que parecen decir –"es verdad, el sueño se cumplió"–, me miro los brazos y parecen reales, si esto es un sueño es demasiado real, pero por si acaso, intentaré no despertar.
07/09/2011
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