Como casi todos los días la mañana de June comenzaba pronto, por suerte la mía siempre comienza antes que la suya, así que nos podemos dedicar juntos un tiempo que es precioso para ambos. Jugamos y nos reímos, mientras los rayos de un sol que se despierta comienzan a entrar por la ventana de mi cuarto, entre discos, libros y ordenadores.
A June le puede el sueño, se restriega los ojos con energía y bosteza a menudo, pero por su carácter no se permite a sí misma dormirse, ya que se ha despertado tiene que aguantar a toda costa o morir de sueño en el intento, que es lo que suele suceder muchas veces.
Para entretenernos por la mañana me dio por intentar enseñarle a decir aita, una de las cuatro palabras que sé en euskera, yo lo intentaba, pero creo que ella no me hacía mucho caso, y no le gustaba mucho que hiciera de paparazzi con ella, son cosas que tienen las estrellas.
04/03/2012
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