Los móviles tienen un poder de atracción sobre los niños sobrehumano, me imagino que es el mismo que teníamos nosotros cuando éramos pequeños con cualquier cosa que no nos dejaran tocar. Tirado sobre el sofá intentaba hacer unas fotos a June mientras estaba tumbada sobre mi, pero era imposible, era estirar el brazo y ella se levantaba como un resorte intentando capturar el móvil.
Yo peleaba con ella, alargando más y más mi mano pero era imposible, ella se veía sobre la pantalla y quería comprobar quién era esa nena que estaba en el móvil de papá.
Peleamos durante un rato lo justo que pude contener su ímpetu, tiramos un montón de fotos, la mayoría movidas y fantasmagóricas, para al final descubrir que era ella la nena de la pantalla.
Después de haberlo conseguido y tocado el móvil su cara era de satisfacción máxima. Si la veis cerca evitar dejar vuestro móvil a mano, es un buen consejo.
22/08/2012
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