Hacía un día precioso en la Playa de Barro. Apenas había llegado todavía la gente cargada de legañas y toallas de infinitos colores. En frente el mar rugía lento con su sintonía de olas sobre un escenario de telón azul y rocas verdes. El sol se dejaba ver por todos los lados y la arena brillaba con una capa de agua que resbalaba, cada poco, por su piel. June la miraba, atónita, con respeto, disfrutando del espectáculo.
Eso sí, siempre agarrada a los brazos de su madre o de su padre, con miedo a pisar la arena, con miedo a dejarse llevar por las olas. Hasta que bajó y tras dudar en los primeros pasos ya todo fue un no parar. Se lanzaba hacia las olas con esa cara de ilusión de lo que se ve por primera vez. A la vez saludaba a todo el mundo por la playa, haciéndose notar y dejando bien claro lo contenta que estaba.
Os dejo con un vídeo de June subiéndose a la ola:
Después, al sol de la playa con su rastrillo y su cubo se hizo la reina de la playa. A lo lejos y ahora con un montón de gente delante miraba la orilla del mar y se quedaba hipnotizada con las olas, hasta que una conversación cercana la devolvía a sus juegos de albañil.
25/07/2012
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