Celebrando el cumpleaños de mi madre aprovechamos para visitar un parque de juegos nuevo, acostumbrados al del barrio, visitábamos el de la Plaza de San Francisco y la verdad que aunque los niños actuaban igual y su forma de entender el mundo parecía la misma, había diferencias visuales bastante destacables.
El parque de juegos además de ser doble se encontraba a rebosar, lleno de juegos y de niños que escoltados por sus padres se divertían a los rayos del sol. June tomaba posiciones, pero se notaba un poco intimidada entre tanta gente, y le costaba soltarse de los brazos de su madre.
Naia dormía en el carro y June, como digo, se mostraba tímida. Por detrás los niños jugando con sus mejores galas, en frente los padres tomando posiciones en la terraza del bar y tomando el aperitivo entre oseas y besos de compromiso.
Por fin June se lanzó y ya no hubo forma de pararla. En cuanto veía algo que quedaba libre se lanzaba a por el juguete y lo hacía suyo por unos minutos mientras contemplaba su próximo asalto. Le encantaba dar envidia a los niños que se apostaban cercanos para conquistar el juguete de June.
Dos gemelas se dieron cuenta del juego de June y en cuanto pudieron le devolvieron la jugada. Se turnaban entre las dos mientras June las miraba esperando su oportunidad de ataque.
En el tobogán no había tantas colas y mientras niñas bajaban en vestidos de gala dominical, June se mostraba con su carácter. Aun así no podía evitar tener cierto miedo al enfrentarse a un tobogán nuevo, pero eso sólo fue en la primera bajada, al poco el parque de juegos ya era suyo.
02/06/2013
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