El dos de junio amanecía pronto. Era el día del cumpleaños de la abuela, el cumpleaños que iniciaba un ciclo de tartas y felicitaciones durante toda la quincena. La primera era ella, luego venía Daniel el 6, luego June el 9 y lo cerraba yo el 14, por no contar los de muchos primos y familiares directos. Entre todos trabajamos para fomentar el poder de los géminis y nuestra forma particular de ver el mundo.
June se había despertado pronto también y tocaba preparar un regalo para la abuela, así que me puse con ella en el rincón que me acondicionó de su cuarto con un papel y pinturas, dispuestos ambos a hacerle un regalo a la abuela. June se me echaba encima casi sin dejarme ver, era como si quisiera tener una visión de primera mano, y yo mientras hacía lo que podía, le dibujaba unas líneas con lo que me iba pidiendo y luego ella me ayudaba a colorearlo, eso sí, sólo con sus pinturas azule y rosa.
La verdad que nos lo pasamos muy bien, a June le gusta cuando le dibujo, le gusta ver que de un rotulador pueden nacer cosas. Primero le hicimos el dibujo para la abuela, pero ese lo veréis mañana, y luego seguimos dibujando nenes y columpios hasta que tocó la hora de prepararse y ver a la cumpleañera en su casa para juntarnos toda la familia.
02/06/2012
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