Mirándola dormir con la lengua fuera nos provocaba una gran sonrisa, con su carita de cardenal del arzobispado, sus ojos cerrados a cal y canto y la puntita de su lengua asomando por la comisura de su boca, era un auténtico rollito de primavera, relleno de lo mejor de la vida y con un poco de salsa agridulce para aderezar los sentimientos.
20/08/2011
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