jueves, 3 de mayo de 2012

Primer biberón con cereales



Hasta ahora June se lo había pasado teta, cuando tenía hambre se agarraba a la diestra y a la siniestra de su madre y calmaba su apetito infantil, pero ahora tocaba pasar al biberón mezclado con cereales. Llegó la hora en una temprana mañana, June parecía que contemplaba el biberón como en un duelo, uno frente a la otra mientras los segundos se hacían eternos.


Su madre desenfundó primero, agarró con fuerza el biberón y se lo insertó en la boca. Los primeros momentos fueron de desconcierto, lo probó, miró hacia un lado y hacia otro y tras fruncir el ceño, lo apartó de su lado, pero las manos de su madre eran firmes y no pudo quitárselo como ella quería, así que empezó a llorar.


Era ver el biberón y llorar sin parar, lo apartaba con sus manitas como si la vida le fuera en ello, rugía y pataleaba por no tomarlo, sentir la teta tan cerca y no poder catarla debe ser duro, su madre insiste, brava y tranquila apuntando la tetina hacia la boca con bastante esfuerzo de no errar entre tanto movimiento de mollera, los berridos suben poniendo a prueba la paciencia materna, que por fuera parece fuerte pero por dentro una voz compasiva le dice "déjala, que no sufra, dale pecho y ya está".


Pero la insistencia tiene sus frutos, en un momento un perfecto esamblaje de la tetina del biberón con la boca provoca los efectos buscados y mucho más, June se calma, de una forma brusca, como si no hubiera pasado nada antes, y se amorra al biberón a dos manos como si fuera su objeto más preciado, y engulle con ansiedad lo que antes repudiaba, a su madre una lágrima de triunfo le recorre la mejilla a la vez que suspira un "¡Ay hija, ay hija!", no se sabe cual de las dos ha ganado, mientras el biberón sigue bajando y la paz recupera su sitio.


Aunque si me fijo en la cara de mi hija después de tomar el biberón, está claro quien ha salido ganando.

10/12/2011

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