Empezaba el primer día del año, con la calefacción central a tope, el cuerpo con el sueño acumulado de la nochevieja pasada y los estómagos llenos por comer más de lo debido, pero para June era distinto, había comido como siempre, ella no había tenido ni uvas, ni polvorones; había dormido como siempre y se había levantado como siempre, bien temprano, lo que le permitió aprovechar algún resto de la nochevieja como eran las orejitas de playboy y colocárselas para parecer el conejo de la suerte.
Antes de la comida hubo que darle su ración de Ventolín, todavía seguía renqueante con su catarro, que no terminaba de irse y aunque no le gustaba mucho tener que estar parada e inhalando un vapor raro, lo aguantaba como sabiendo que eso era bueno para ella.
En un momento, todo cambió, por la puerta aparecieron sus tíos y primos y fue como si entrara una auténtica avalancha de cariño en casa, sus primos a por June, que aguantaba seria, todavía un poco adormilada por el Ventolín, y notando que tenía algo muy raro en la cabeza.
Luego venía su tía y le soplaba sobre la nuca, pero ella muy digna, como si con ella no fuera la historia.
Y es que cuando June ve a Uxue se pone como loca, la quiere agarrar, estrujar, apachurrar y realizar como puede un abrazo que acaba convirtiéndose en arañazo, pero entre las dos se entienden muy bien, al menos al principio, más principio que nunca, del año.
01/01/2012
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