Pasó la noche de Nochevieja, June se comportó como una niña buena y antes de las campanadas, la verdad que mucho antes, ya estaba plegando la oreja, mientras los mayores nos atragantábamos con las uvas y peleábamos por ver qué veíamos en la tele. El día de año nuevo amaneció pronto para June y para sus padres, no tanto para el resto de la familia, que en cuanto se despertaron comenzaron a llevar todos los regalos para June.
Sobre la cama regalos y más regalos, ropa grande y juguetes, que June abría con curiosidad, destrozando los papeles con firmeza y autoridad. Disfrutaba rompiendo lo que habitualmente se le quita de las manos, y le costaba entender la alegría y los coros de los mayores que acompañaban a sus acciones con gritos y aplausos.
Los abuelos uno a cada lado la escoltaban y sonreían sus gracias, aunque a June le costase entenderlas. Comenzaba el primer día del 2012 y a June le llovían regalos del cielo.
01/01/2012
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