miércoles, 13 de marzo de 2013

De vuelta con los abuelos



A primeros de septiembre ya estábamos de vuelta en Zaragoza, y claro está, era imprescindible pasar por casa de los abuelos para que vieran a su nieta después del verano. June no les defraudó, les sorprendió llegando por su propio pié, se marchó haciendo su famoso culo rana y volvía andando por sus propios medios.


Lo primero que hizo al entrar en el salón fue agarrarse a los tiradores de la librería para intentar abrir la puerta, eran casi dos meses sin jugar con ellos, y ahora que los veía desde una posición más alta se atrevía y tiraba con fuerza, por suerte, todavía no era suficiente.


También nosotros teníamos interés en saber que tal se encontraba mi padre, la cicatriz después de la operación se mostraba todavía impactante, pero la cicatrización era muy buena. Todavía no se encontraba del todo recuperado, pero había vuelto a recuperar su sonrisa y más después de ver a su nieta.


Nada más llegar los abuelos le dieron a June un pozal, con pala y rastrillo que le habían comprado antes de vacaciones y que al ingresar el abuelo en el hospital se había quedado relegado y olvidado en un rincón de casa. Ahora aunque tarde lo podía disfrutar.


Ya estábamos de vuelta, ya estábamos en casa. Unos menos felices por tener que volver y otros muy felices por nuestro regreso.

03/09/2012

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