Llevaba ya tiempo esperándolo y un día que vi un poco con la guardia baja a Pedro Hipólito, el abuelo de June, lo lié para que le cambiara el pañal a su nieta. La verdad que costó un poco, Pedro Hipólito se negaba e intentaba fugarse, tarea que le impedí con brío, su hija y su mujer se subían por las paredes pensando lo que podría pasar y su nieta lloraba sólo de pensarlo.
El momento pañal fue crítico, Pedro intentaba hacer lo menos posible y las impacientes de sus mujeres le ayudaban para evitar cualquier destrozo. June fruncía el ceño viendo tanta atención para un simple pañal inundado de pises.
Por suerte tenía a su muñeco que la distraía por la poca rapidez de su abuelo, por momentos parecía que nos iba a dejar a todos dormidos. Buscaba el mecanismo de cierre del body como quien busca el secreto de la eterna juventud.
June no podía evitar mirarlo y alucinar con la poca maña de la que disponía su abuelo. Mientras su madre y la abuela se desesperaban mientras se morían de risa al pie de la cama.
Por fin ya consiguió atinar con el pantalón y el suplicio se consiguió acabar sin grandes bajas. No obstante, no sé cuando se volverá a repetir un suceso semejante. Peor que un padre primerizo, es un abuelo primerizo.
30/10/2012
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