Cuando June llega a casa de sus abuelos en Vitoria, la casa ya no es la misma. Se acaba la paz y la tranquilidad que habitualmente reina en ese hogar. El pasillo se convierte en una autopista por la que June viaja de un lado a otro, invadiendo cuartos y no quedando hueco sin su presencia.
El salon se convierte en una pista de juegos en la que June se dedica a sacar todos los juguetes fuera y su abuela en ir recogiéndolos poco a poco. Al principio la alfombra de locomotoras, aviones y coches aguanta perfecta, al poco, se fija en las ruedas y las piezas pequeñas y todo empieza a desaparecer.
Viaja por los cuartes, por los baños, por las cocinas. Lleva los juguetes de un lado a otro. La conquista es efectiva, en pocas horas ya se ha hecho la dueña de la casa. El resto tan sólo intentamos esquivarla.
La casa aguanta en silencio y tan sólo espera que pase pronto el fin de semana.
24/11/2012
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