miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mi primera visita a la Pediatra



El 21 de junio le tocó su primera visita a su pediatra, así que tomamos todos los bártulos dispuestos a su viaje más lejano desde que salió del hospital, aunque realmente sea corto, ya que el ambulatorio lo tenemos a cuatro pasos de casa. Ana preparó su bolso, un biberón por si…, pañales por si…, ropa por si…, toallitas por si…,  y de todo por si…


Llegamos al centro de salud de Santa Isabel y pasamos a la zona de la izquierda que no habíamos pisado nunca (la verdad es que tampoco es que hayamos pisado mucho el centro de salud que digamos), ya que es la zona infantil, junto a la de extracción de sangre. Miramos donde estaba la Dra. Gómez y nos sentamos a esperar.


De una manera desinteresada y con poco gusto sus paredes portaban carteles realizados por niños de un colegio próximo, la verdad que necesitarían unos cuantos más para poder tapar la suciedad que genera ese hormigón blanco que tienen y que viéndolo tan sucio contrasta con el mensaje de uno de los carteles: "Cuida tus dientes, los nuevos son: ¡para siempre".


Al otro lado un cartel de corcho con información de todo tipo pero poco interesante para los niños, así que los que poco a poco van llegando aumentan el barullo del recinto de forma considerable, los que vienen malitos se sientan y se les ve más tristes, pero los que sólo vienen de compañía aparecen y desaparecen a la velocidad del rayo y sólo averiguas su presencia por sus molestos gritos agudos.


Por suerte, cuando June duerme, duerme. Ni se enteraba de lo que pasaba a su alrededor, ni parecía afectarle su primera visita al médico (de la que no tenía ni idea), ni le molestaba el olor de estos sitios.


Tras un rato de bastante esperar nos atendió la Dra. Gómez, una mujer mayorcita, delgada y pequeña, con mucho amor en sus gestos y en sus palabras. Nos sentó, mientras desperté a June de su sueño (cosa que no le gustó nada), mientras June se cabreaba, la doctora fue leyendo el informe que nos dieron en la clínica, con tranquilidad y pausadamente, explicándonoslo todo con detenimiento e ilusión, así durante un rato.


Nos indicó que desnudáramos a June que la iba a pesar y a medir. June, que no entiende de estas cosas se puso a berrear un poco, a lo que la Dra. Gómez dijo: "tiene carácter, tiene carácter, se la ve viva, movida pero a la vez tranquila, como a vosotros, se os nota que sois así". Ana y yo nos miramos de soslayo pensando si estaríamos delante del mismísimo Rappel, pero la verdad es que no le faltaba razón.


Pesamos y medimos a June, que ya estaba en 2,360 kilos y medía 47 centímetros, había ganado pero todavía no estaba en el percentil que le corresponde, aunque se estaba aproximando. Ya estaba 120 gramos más de lo que pesó al nacer, después de 12 días de vida y había aumentado 2 cms. de altura. Su perímetro cefálico sí que estaba en el percentil, típico en los niños que nacen prematuros.


Después de volver a vestir a June, y con la tranquilidad que llevaba en la visita, llevaríamos más de media hora de consulta, nos explicó las vacunas y todo lo que vendría seguido, la dieta, que todavía debíamos completar con biberón y todas esas cosas. Así acabó su primer día de pediatra, todo con noticias buenas y sin llevarse ninguna inyección.
21/06/2011

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