Si la miras, June es pequeña, como todos los niños, su cuerpo en miniatura se muestra formado hasta los últimos detalles, como si fuera una fotocopia en reducción, con todo definido y formado. Su oreja de apenas dos centímetros y poco más, podría ser ya la de un adulto, su pendiente que en la foto parece de muchos quilates, en la realidad no lo es tanto, aunque es un gran regalo de sus abuelos de Vitoria.
Su boca y nariz acompasan a su cara, con una nariz todavía pequeña en largura pero formada en sus orificios, al pie, su boca con sus labios rosas que seguro serán envidiados en un futuro.
Sus manos encierran dedos que lo agarran todo, pero se muestran perfectas, con todos las arrugas y pliegues, pero en pequeño, en reducción, dispuesta a competir con los puños de Mazinger Z.
Las manos cerradas se abren y muestran sus cinco deditos, con unas uñas diminutas que sólo la mano experta de su madre se atreve a cercenar. En su palma se pueden leer ya sus líneas de la vida, las líneas de su incipiente vida.
Y los pies son iguales, con cinco gorditos dedos de planta grande para su proporción, pies que ahora se encogen y estiran en cada bostezo.
28/06/2011
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