Erase una vez una señorita que tapaba su ojo con su mano, parecía pensativa y ensimismada, concentrada y exquisita. Vinieron de lejanos confines, de inexplorados mundos a contemplarla y la mano no daba porque su ojo tapaba.
"Es el mundo visto por la mitad", "es una aprendiz de pirata", "es una niña cuyos dedos miran", decían los que se atrevían hablar y la veían. Ella ni se inmutaba y de su siesta disfrutaba.
Algunos empezaron a cantar: Veo, veo. ¡Qué ves! Una cosita. ¡Qué cosita es! Y estiraron el silencio esperando que ella lo continuara, pero eso no sucedió, hasta que de repente…
…su mano movió, la otra sacó y ahora la señorita de la mano en la nariz su cuento acabó.
15/06/2011
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