Uno puede haber vivido cosas, sentido otras, compartido muchas, pero no hay nada que se pueda comparar a tener a mi niña junto a mi, a sentir mi corazón con su corazón, a sincronizar su sonrisa con la mía, a aprender de su inocencia con mi ignorancia. Tan sólo, lo que he sentido junto con Ana se puede comparar a lo que ahora siento con June. Algunos lo llaman amor, para mi, es tocar la felicidad con los dedos.
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