Mis niñas duermen

Cuando todavía a los rayos del sol les quedaba mucho tiempo para aparecer, me desperté, de puntillas sobre el suelo de madera, delatora de pasos, me refugié en el ático a leer literatura del XIX y libros de historia. En el momento en que algún rayo de sol tenía las claraboyas todavía húmedas de la noche, un llanto resonaba de la planta de abajo. Corrí para que no hubiera más despiertos en la casa, calmé a June en mis brazos y tras verla de nuevo con sueño, la lleve junto a su madre para que durmiera a su lado. Juntas las dos, una al lado de la otra, mirándose como si se conocieran de algo.

11/08/2011