Ya había tenido varios amagos anteriores, pero los amagos se acabaron quedando como costumbre, así empezó el día que le dio por ponerse el gorro y la bufanda dentro de casa. Su abuelo Marcelino se había encargado de ataviarla con sendo gorro y senda bufanda, bien rojas para llamar poco la atención, al igual que lo había hecho anteriormente con su otro nieto Daniel.
Pero en el momento que June los veía encima de la silla o en cualquier otro sitio, los cogía y se los ponía, con su arte particular, un lado más que otro, y esas cosas, dedicándose a pasear de un lado a otro por toda la casa como si estuviera en un desfile de ropa invernal. Y desde ese día que le dio por… el resto de los días le siguió dando por lo mismo.
07/12/2012
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