Poco a poco la gente se comenzaba a ir de la comida familiar. Primero habían sido sus tíos Pedro y Maite con Unax y Uxue. La casa había recuperado en parte el silencio, pero June se encargaba de que no parase el ambiente corriendo de un lado para otro de la casa. Ahora les tocaba marcharse a su tío Esteban y Sergio. June se negaba a que se fueran.
Pataleó todo lo que pudo, lloró y reivindicó su derecho a la fiesta, pero sus tíos se tenían que marchar. No había consuelo posible,… bueno, siempre hay alguno.
Tuve que llevar a June hasta el ascensor para que se despidiera de ellos y así las aguas volvieran a su cauce. La tarde ya tocaba a su fin y era el momento de irse a dormir para la más pezqueñina.
La batalla para dormirla no se presagiaba cómoda, me la eché al hombro y las risas se fueron tornando en llanto en el momento que veía que nos dirigíamos hacia su cuna, pero con un poco de suerte y de paciencia la celebración familiar en Vitoria tocaba a su fin.
25/11/2012
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