martes, 21 de mayo de 2013

Nacimiento de Naia 12: Cuatro horas después



Apenas habían transcurrido cuatro horas, lo mismo que dura la visita a un museo o la lectura de un buen libro no muy grande. Cuatro horas plagadas de emociones, de respirar con tranquilidad y de saber que algo muy grande nos había pasado. Cuatro horas después la tenía en mis brazos, con la habitación en silencio, con su hermana de camino a casa asimilando que había visto a su "tata" y que se parecía mucho a sus muñecas, tras su marcha, se notaba mucho el silencio.


Miraba a Naia, y más que mirarla, le preguntaba mentalmente cosas sin sentido, como queriendo averiguar su futuro, el qué será, o tal vez, si algún día al mirar estas fotos cuando sea muy mayor podría sentir el amor que me provocaba en ese momento, y sin verme, sentirme, como yo lo estaba haciendo con ella en ese momento. Volaban mis pensamientos mientras su carita se encogía y estiraba sobre el manto de corazones que era su pijamita.


Al poco me pedía a su madre, necesitaba olerla y sentirla, habían sido nueve meses de compañía muy cercana, pegaditas la una a la otra en lo más íntimo. Su madre intentaba descansar algo como podía, que era poco, y Naia tirada encima suyo, succionando su pecho como en una vuelta al origen.


Las miraba escondido en un rincón de la habitación 112, orgulloso de poder verlo, orgulloso de lo que había pasado tan sólo cuatro horas antes. Y ahora cuatro horas después un libro nuevo se había comenzado a escribir con la tinta de un nombre que todavía les costaba pronunciar a sus abuelos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...