jueves, 9 de mayo de 2013

Nacimiento de Naia 04: Contracciones tempranas



El mes de enero y febrero fueron bastante movidito para el embarazo. En enero, a Ana se le rompió una ensaladera mientras la colocaba en un armario alto, al caérsele los trozos encima, uno le dio en la tripa, provocándole una heridita y algo de dolor, lo que nos hizo ir a urgencias para quedarnos tranquilos de que Naia no había sufrido nada, como así fue. A primeros de febrero por la tarde y por la noche a Ana le comenzaron unas contracciones fuertes, todavía quedaban más de dos meses de embarazo, así que comenzaron a saltar todas las alarmas. Marchamos corriendo a urgencias y aunque no había dilatación, había riesgo de un parto muy prematuro, así que rápidamente trataron a Ana para evitarlo.


Además de una medicación para contraer el útero, le pusieron una inyección para ayudar a acelerar la formación de los pulmones y otras partes de Naia en caso de que no se pudiera evitar el parto. El 24 de febrero, después de dejar a June en la guardería nos fuimos de nuevo a urgencias del hospital para ver que nos decían. Después de tener que esperar para que quedara libre una máquina y sus cintos, nos pasaron a los box para monitorizar las contracciones. Allí aguantamos un rato, intentando poner humor a un miedo que calaba muy dentro.


Ana aguantaba como podía las contracciones y los pitidos de la máquina eran un no parar. Se escuchaban las máquinas de al lado y las ilusiones de hijas y madres soñando con pasar a ser madres y abuelas respectivamente. Efectivamente las contracciones eran de parto pero había que intentar pararlo a toda costa.


Desde aquel día, Ana tuvo que permanecer durante casi dos meses en reposo absoluto o casi absoluto, evitando movimientos bruscos o cualquier otro tipo de acción que desencadenase lo que se quería evitar, un parto prematuro. Así que nos volvimos a casa, a revivir parte del embarazo que habíamos tenido con June, en su caso fue el presidio de los meses primeros para evitar que se malograra el embarazo, y en este caso con Naia era al revés, había que cuidar los meses últimos para evitar que se adelantara el parto. Las cosas se complicaban pero nuestra alegría era muy grande.

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