Mientras en la cocina todavía se oía el recoger de platos y a una madre acunando a un bebé, en el salón el escenario era muy distinto. El silencio sólo se interrumpía por el respirar fuerte y el ruido de una televisión que aunque baja de voz tenía su presencia dentro de la sala. El abuelo dormía profundo alejado de su misión cuando salió de la cocina: "me voy a cuidar de mi nieta", dijo mientras salía por la puerta camino al salón, mientras nadie le creía. Le bastaron unos minutos para incumplir su palabra.
Aunque ciertamente había poco peligro, a su lado June dormía estirada en un sofá sobre el que de vez en cuando rotaba sobre sí misma o movía en compañía de su abuelo los cojines de la espalda. El salón se llenaba de sueños mientras uno se preguntaba quién había dormido a quién.
01/05/2013
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