Después de conseguir que se calmaran un poco los ánimos y que June dejara de dedicarse a toquitear los botones de la televisión, parecía que todo volvía a la calma, pero no era así. June recordó que en la bodega se guarda una caja con lo que ella entiende que son juguetes y en realidad no son otra cosa que las chorradas que hemos ido acumulando de regalos absurdos en cumpleaños o despedida de solteros, con eso os lo digo todo.
June se lanzó y fue acumulando juguetes encima de la mesa. Allí se acumularon algunas cosas curiosas: un teléfono rojo de los de antes con ruleta y todo, una kalimotxera, un muñeco asqueroso que baila en gayumbos y muestra su miembro en su máximo esplendor, una varita mágica de Barbie y una cesta con productos y latas de broma. Todo se iba acumulando encima de la mesa para nuestro estupor.
Intentábamos que June no escogiera los juguetes más inadecuados, y aunque su madre se obstinaba en ir recogiéndolos y escondiéndolos, hay cosas que no se pueden evitar y así June le cogió cariño, a un pequeño miembro masculino con pajita (de beber) que estaba escondido en algún rincón y que venía de alguna despedida de soltera de Ana. Para nuestra desgracia también el muñeco tenía pilas y estas si que funcionaban a pesar de estar puestas desde hace mil años.
Y entre todos esos juguetes que aparecieron había una pistola de juguete que tomé en mi poder y al modo de un videojuego me lié a disparar sobre mis dos víctimas mientras yo descansaba en el sofá. Me lo pasé mejor que un niño pequeño, es decir, que June.
Que se acercaba Ana que seguía intentando recogerlo todo, pues disparo imaginario que se llevaba. Yo seguía intentando conseguir vida extra.
Luego la pillé a por June, que se movía más que un tranvía de los antiguos. Pero al final también cayó víctima de mis mortales disparos, estaba hecho todo un Mortal Kombat.
Finalmente, me tube que matar a mi mismo para saber si había conseguido vida extra, el resultado: game over.
10/02/2013
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