Las noches en su nueva cama se iban sucediendo con aparente normalidad. Con una rapidez casi endiablada June se había acostumbrado a dormitar entre nuevas paredes y sábanas más grandes. Aún así, dormía todo lo destapada que podía y hubo que desconectarle el interruptor que tenía a su lado para evitar una luz de discoteca en la mitad de la noche.
No obstante la noche anterior había sido movidita, además de levantarse un par de veces para tomarse un biberón, se había caído y la habíamos recogido casi en el suelo, a pesar de tener la cama nido de abajo abierta para evitar estas caídas. Tan movida había sido la noche que June que se suele levantar pronto, eran las diez de la mañana y no se había levantado.
Así que tocaba despertarla, para evitar que fuera todo el día con el horario cambiado. Fuimos los dos hasta su habitación y verla dormida era todo un primor. descansaba con los brazos en cruz para ocupar bien toda la cama y la cabeza apoyada lo justo sobre la almohada para justificar su presencia. Soplaba y todo de placer, daba mucha pena tener que despertarla.
Su madre fue más valiente y poco a poco la fue llamando. Al principio se hacía un poco la distraída, como sino fuera con ella la historia. Después se empezó a frotar los ojos como si le fuera la vida en ello, hasta que al descubrir la luz del día se tapó los ojos como si fuera un vampiro. Al final se despertó buscando a su madre y un abrazo de los que llenan de amor al que lo recibe. Os lo dejo en un vídeo para que se vea mejor:
10/02/2013
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