En Toledo nos trataban como reyes, y ahora que estaba la princesa en medio de todos los sitios mucho más. Después de estar trabajando Sandra por la mañana en Fuensalida, no se le ocurrió otra cosa que parar a comprarle un dulce de ratoncita a June, como tiene tantas pocas cosas que hacer, pues se había acordado. Para June era su primer dulce, y lo miraba como si fuera la cosa más extraña del mundo.
No se atrevía casi ni a tocarlo, yo creo que dudaba de que hasta fuera comestible. Sandra se adelanto y empezó a descuartizar a la ratoncita en busca de mayores atractivos y éxitos hacia el dulce de los que había conseguido inicialmente, pero la batalla estaba difícil. June jugó un poco con alguna nube y luego la ratoncita y la abandonó hasta el día siguiente, en la que ya pareció hacerle más caso y los adultos también nos encargamos de que alguna oreja y otras partes del cuerpo desaparecieran misteriosamente.
26/01/2013
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