Por la mañana cuando salgo a trabajar justo la miro por el vigilabebés y su pantalla azul me muestra a June tirada en una cama, sin tapar y dada la vuelta. Después de prepararme y asearme, no puedo evitar entrar en su nueva habitación y con la leve luz que me deja ver el pasillo mirar su silueta sobre la cama. Me voy con ganas de darle un beso pero no la quiero despertar. Ya la veré cuando llegue a comer a casa.
Al volver, me la encuentro dormida sobre el sofá. Ha jugado tanto en la guardería y con sus yayos que una vez que se montó en el coche para volver a casa se quedó dormida. Así la dejó su madre y así me la encontré. Me quedé un rato mirándola, sabiendo que llegaría tarde esta noche por trabajo y que ya me la encontraría otra vez dormida. Aún así era maravilloso mirarla, sintiéndola respirar en su sueño profundo.
No me reprimí y le di un beso en su mejilla. Apenas lo notó giró su cabeza pero no se despertó. Duerme mi niña, duerme mi bien, sólo con mirarte no sabes como me haces de feliz.
08/02/2013
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