El viaje de regreso de Toledo había ido a la perfección. June había venido casi todo el viaje dormida y Ana con su embarazo no había notado tampoco ninguna molestia. Pero tanto día de movimiento y ajetreo tiene sus consecuencias. Después de cenar, para cuando nos quisimos dar cuenta había caído en un profundo sueño en el que parecía estar muy feliz, o así lo mostraba la cara de su pijama.
Nos quedamos un rato mirándola, daba pena retirarla de su trona. Estaba tan bonita y tan dulce que moverla parecía un pecado. Al final pecamos.
29/01/2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario