Su abuelo observaba desde la distancia, le resultaba difícil domar a la piloto que se subía con toda energía sobre su vehículo y no atinaba bien a pedalear y no entendía lo que era dirigir el manillar para tomar una dirección u otra, así al que le tocaba empujar tenía que hacer un gran esfuerzo para que el triciclo no diera todo el rato vueltas sobre sí mismo.
Viéndola recordaba que yo de pequeño sólo tuve un triciclo, de asiento verde, hierro y ruedas finas, del que era un auténtico loco rodeando el jardín de casa de mi abuela, muy lejano del de June que era de plástico y con un asidero para controlar cualquier desvarío. Desde ahora ya tenemos un nuevo vehículo en casa.
13/05/2013
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