martes, 29 de octubre de 2013

Benditas



Los momentos de descanso en casa son como oasis de amor. Me gusta quedarme fuera de la escena para mirarla, para disfrutarla como un voyeur cuya única pasión es la contemplación. Naia ya estaba dormida en su cuna. June se resistía a ir a dormir e insistía en ver dibujos. Su madre quería dormirla. El resultado, las dos dormidas mientras en la televisión el pato Lucas se daba porrazos contra una escoba y perdía el pico por todos los sitios.


Mirándolas se respira una paz muy especial, los problemas se empequeñecen a pasos agigantados y en el corazón de uno se roza algo llamado felicidad. Retengo al máximo el momento de tener que despertarlas, me resulta tan violento que la dejaría seguir así durante horas y yo feliz con ser el espectador de lujo que no pierde detalle de sus niñas benditas.

14/05/2013

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